Por Denise Pineda
¿Cuál es el tiempo oportuno y decente que una mujer espera a un hombre?
Penélope esperó veinte años, pienso yo, sentada frente a la pc en el MSN, esperando que él me hable. Pero yo no soy Penélope, no puedo quedarme en una banqueta viendo los trenes pasar. Así que le hablo: ¿Estas?, pregunto. Dos minutos, no hay respuesta. Bueno, quería saber cómo estabas. Cero respuesta. Me muerdo una uña, suspiro, me reclino en la silla, voy por un vaso de agua, regreso....nada.
La espera, resulta agresiva y déspota, cuando dejas que tu dignidad sea definida por un parpadeo naranja en la pantalla, por el timbre del celular o por un mensaje nuevo en la bandeja de entrada. Entonces se trata de cruzar la calle, de mirar al otro lado y decidir ser tú el objeto de la espera. Nada de banquetas en la plaza, de trenes que nunca llegarán, de abrir el correo una y otra vez... Dejo la pc encendida con el chat online y voy por un rico masaje japonés. Cuando regreso, entiendo que tengo el poder de cambiar el rol, solo depende de mí. Inténtalo tú.